Ahora Dinamarca voltea a ver a México , Zoe Robledo descubrió el secreto de una exitosa estrategia de salud pública «Prohibido enfermarse».
Las recientes declaraciones de Zoé Robledo, director del IMSS, sobre el concepto de «prohibido enfermarse», la supuesta abundancia de «apapachos» para los derechohabientes, y la promesa de las «Farmacias del Bienestar», no solo resultan desconectadas de la realidad que viven millones de mexicanos, sino que representan una preocupante estrategia de retórica triunfalista que maquilla las deficiencias estructurales del sistema de salud pública.
El lema de «prohibido enfermarse» es, en el mejor de los casos, una frase hueca y, en el peor, una burla cruel. Niega la realidad de un país donde la prevención sigue siendo un lujo para muchos y la calidad de vida está minada por la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos.
En cuanto a los «apapachos», esta condescendencia verbal choca con el día a día de largas filas, citas canceladas y, lo más crítico, el desabasto crónico de medicamentos que persiste en múltiples unidades médicas.
La dignidad en la atención no es un «apapacho»; es un derecho constitucional.
La iniciativa de las Farmacias del Bienestar, vendida como la solución definitiva al problema de abasto, es otro acto de fe. Sin una logística robusta, eficiente y transparente, y sin abordar las causas raíz de las fallas en la cadena de suministro—que van desde las adquisiciones hasta la distribución de «última milla»—, solo se corre el riesgo de crear otra capa burocrática sin resolver el problema central: tener el medicamento correcto, en el lugar correcto, en el momento correcto.
La estrategia de salud actual parece priorizar la propagación de un optimismo forzado sobre la solución efectiva de las crisis.