Ráfaga y Ráfaga Jr. Legado de orgullo por la lucha libre de padre a hijo, La Dinastía Gutiérrez comparten pasión, dedicación y esfuerzo en el cuadrilátero.
En el marco de la celebración del Día del Padre, Ráfaga y Ráfaga Jr. no solo comparten el cuadrilátero y la pasión por la lucha libre; también encarnan el esfuerzo, la dedicación y el orgullo de una dinastía consagrada al pancracio. Su historia es un testimonio viviente de cómo el legado familiar puede forjar campeones dentro y fuera del ring.
Para Ráfaga, el recuerdo del nacimiento de su hijo es tan vívido como si hubiera ocurrido ayer. «Recuerdo cuando nació y lo tuve por primera vez en mis brazos. Verlo crecer y presenciar lo que ha logrado hasta el momento me llena de orgullo. Espero que cumpla todos sus sueños», comparte con emoción el experimentado luchador.
Por su parte, Ráfaga Jr. siente el peso y el honor de ser la tercera generación en portar un nombre tan significativo. «Ser parte de una dinastía tan importante aquí en Guadalajara y ser la tercera generación de Ráfaga es muy significativo. Me llena de orgullo que hayamos llevado el nombre a la Arena Coliseo de la Ciudad de México, demostrando de qué estamos hechos y que la Dinastía Gutiérrez es la mejor de Guadalajara», afirma con convicción el joven gladiador.
Con la experiencia que le otorgan los años de lona recorrida, Ráfaga ha sido el mentor incansable de su hijo. «Tengo mucha lona recorrida y siempre le digo dónde puede tropezar y cómo puede superar esos obstáculos para que haga las cosas bien», refiere el Rojinegro Mayor, quien además recuerda que su junior solía molestarse por la exigencia que le imponía para lograr la disciplina. «Ahora estoy orgulloso de lo que es; es un luchador preparado y completo, como su padre, quien también proviene de la escuela de la Arena Coliseo de Guadalajara».
Ráfaga Jr. confirma la exigencia de su padre desde el primer día que pisó un ring. «Él me lo ha dicho: cree en mí, pero no quiere que sea como él, quiere que sea mucho mejor y que logre lo que quizás él no pudo. Y qué mejor que me lo demuestre en los entrenamientos y me exija», confiesa el joven, mostrando la mentalidad de superación inculcada por su progenitor.
Pero no todo es exigencia; Ráfaga guarda un detalle entrañable que se remonta a la niñez de Ráfaga Jr. «Cuando él tenía 9 años, me hizo un dibujo. Él sabe que lo conservo con mucho orgullo». Ese dibujo infantil no solo fue un gesto de amor, sino también una premonición para Ráfaga Jr. «Fue un Día del Padre y me gustaba mucho diseñar su equipo con varios colores. Ahora, eso es lo que hago: diseñar mis propios trajes. Cada semana intento inventar, sacar un nuevo diseño y colores diferentes para distinguirme y ser un luchador llamativo arriba del ring. Ese dibujo sirve para hacerlo realidad»
Y es que, para Ráfaga Jr., su padre es más que un luchador: «Mi papá no es solo un héroe, es un superhéroe porque es luchador. Que la gente venga y que para ellos también sea un héroe me llena de mucho orgullo».
Más allá de los reflectores y la adrenalina de la lucha libre, ambos destacan la importancia de los momentos en familia. «Se celebra con los regalos, ir a comer a un restaurante, una carne asada… Nos juntamos con mi padre, que aún vive. Reunirse con la familia es lo mejor que puede haber», afirma Ráfaga.
En este Día del Padre, Ráfaga envió un mensaje a todos aquellos que aún tienen la fortuna de contar con sus padres: «Disfruten este día tan especial y a quienes aún tienen a sus padres, valórenlos, disfrútenlos, ámenlos. Les mando un abrazo grande y recordarles que, aunque somos muy rudos arriba, también tenemos sentimientos y somos personas».
Ráfaga Jr. se sumó a las felicitaciones, invitando a la afición a celebrar de una manera muy particular: «Un fuerte abrazo, que se la pasen bien en su día y qué mejor que los traigan a los Martes de Glamour».