
Despecho Naranja, Movimiento Ciudadano reclama al PAN sus votos en el Congreso de Jalisco como si fueran parte de un inventario naranja.
En un giro que expone las grietas de la política jalisciense, Movimiento Ciudadano ha estallado en reclamos airados contra el PAN por aliarse con Morena para aprobar en comisiones una minuta de reforma judicial, olvidando que los partidos de oposición no son un inventario naranja a su disposición.
La displicencia de MC, que se ha erigido como dueño de Jalisco, revela un despecho infantil ante la realidad pragmática de las mayorías calificadas, donde ninguna fracción puede avanzar sola sin alianzas.
Esta «traición» panista, que rompe un historial de votos compartidos con MC, pone en jaque la hegemonía emecista y cuestiona su incapacidad para negociar más allá de su burbuja.
La escena se desarrolló el pasado 6 de octubre, cuando la Comisión de Puntos Constitucionales y Electorales del Congreso de Jalisco aprobó, en una sesión relámpago de apenas siete minutos convocada con una hora de antelación, un dictamen de 125 páginas para reformar la Constitución local en materia de elección popular de jueces y magistrados.
El pacto, tejido en lo oscurito por Morena, PAN, PRI, PT, Hagamos, Futuro y un diputado independiente, sumó los votos necesarios para «madrugar» a MC –la fracción mayoritaria con 11 diputados– y al PVEM, dejándolos fuera del acuerdo.
Ahora, el proyecto debe pasar por la Comisión de Seguridad y Justicia y, finalmente, por el pleno, donde se requieren 26 votos de 38 para la mayoría calificada.
Sin MC, los aliados suman apenas 25, lo que deja en el aire su viabilidad, pero el mensaje está claro: el PAN, tradicional opositor a Morena, prefirió el pragmatismo al vasallaje emecista.
El descontento de MC no se hizo esperar, la coordinadora estatal Mirza Flores no escatimó en ironías: «Cae más pronto un hablador que cojo, y si no me creen, pregúnteles a los del PAN, quienes andan en alianza con Morena para sacar la reforma judicial en Jalisco, incluida la tómbola», tuiteó, aludiendo a la controvertida elección por sorteo de candidatos.
La cuenta oficial de MC Jalisco remachó: «El PAN vuelve a darle la espalda a Jalisco y defrauda a las y los ciudadanos que les dieron su voto al aliarse con Morena para aprobar una reforma judicial hecha a su medida».
Este arrebato de despecho no es casual, históricamente, el PAN ha votado en sintonía con MC –coalición de facto que rechazó la minuta federal de la reforma judicial en septiembre de 2024 por 26 contra 10, con ambos partidos en el bloque opositor.
Aquel rechazo, liderado por la «resistencia» panista que juraba no ceder ante Morena, contrastó con la postura actual: el mismo PAN ahora respalda una versión local que, aunque distinta, comparte elementos como la elección popular y el sorteo.
Lo cierto es que MC, con su mayoría numérica, ha paralizado el tema por seis meses, esperando dictar términos.
Pero la política no es un patrimonio: requiere alianzas, como bien sabe Morena, que ha tejido consensos con exrivales para desbloquear el avance.
La crítica a MC es inevitable, su narrativa victimista de «madruguete» y «traición» ignora que el PAN, como partido de oposición autónomo, no es un peón en su tablero.
Olvidan que Jalisco, bajo el emecismo, ya sufrió parálisis legislativa por rigidez similar, y esta reforma, pese a sus irregularidades, como advierten expertos que llaman a mejorarla para evitar abusos, busca democratizar un Poder Judicial opaco.
El despecho naranja huele a arrogancia: creerse dueños no solo de Jalisco, sino de lo ajeno, como los votos panistas. Si MC quiere liderar, que negocie sin dueña; de lo contrario, seguirá reclamando con amargura lo que nunca poseyó. El pleno dirá la última palabra, pero el mensaje ya cala: en política, el aislamiento es el peor aliado.
