Otra bofetada al pueblo bueno y sabio - ZMG Noticias

Otra bofetada al pueblo bueno y sabio, diputados se premian con sueldazos mientras el país se ahoga en recortes, además del aumento de casi el 10% de su «sueldo» se aprobaron un seguro de vida y un aguinaldo inflado en casi 7 mil pesos más.

 

En un acto que roza lo obsceno, los diputados federales de México han decidido blindar su aumento salarial en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2026, un incremento que suma 113 mil 739 pesos netos anuales por legislador. Sí, lo lee bien: mientras el grueso de la población lidia con una inflación que apenas supera el 3.76% y un salario mínimo que no alcanza para el mes, estos «representantes del pueblo» se regalan un alza del 9.53%, casi el triple de lo que sufren los mortales comunes.

Y no conforme con eso, incorporan un seguro de vida institucional por 59 mil 984 pesos y un aguinaldo inflado en casi 7 mil pesos más. ¿Austeridad? Eso parece ser un chiste malo reservado para los ingenuos.

El dictamen, que ya circula en la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados, eleva el ingreso anual neto de cada uno de los 500 legisladores de 1 millón 193 mil 485 pesos en 2025 a 1 millón 307 mil 224 pesos en 2026.

En términos mensuales, su dieta pasa de 99 mil 457 pesos a 108 mil 935 pesos, sin contar bonos por comisiones o incentivos que engordan aún más la cuenta.

Es un despropósito que contrasta brutalmente con la realidad del país: un México donde la deuda pública superará los 20 billones de pesos, equivalentes a 150 mil pesos por habitante, y donde se aprueban nuevos impuestos a refrescos, cigarros, bebidas azucaradas y hasta videojuegos «violentos». ¿Para qué? Para tapar los agujeros que ellos mismos perforan con su voracidad.

Y mientras los diputados se frotan las manos, el resto del Presupuesto pinta un panorama desolador. Recortes por 18 mil millones de pesos a organismos autónomos como el INAI o el INE y un ajuste general que deja en el olvido obras de infraestructura, salud y educación.

¿Dónde queda el dinero para reparar carreteras derrumbadas por las lluvias, para hospitales que colapsan o para escuelas que se caen a pedazos? La respuesta es muy clara, en los bolsillos de quienes juraron servir, pero prefieren servirse.

Este no es un mero desbalance presupuestario; es una traición sistemática a la confianza de un pueblo que, una y otra vez, les da el mandato de gobernar con decencia.

El Paquete Económico 2026 llega en medio de una crisis que no cesa. La economía crece a trompicones, el empleo informal devora al 55% de la fuerza laboral, y las familias aprietan el cinturón ante el alza de precios en lo básico.

Un trabajador con salario mínimo gana alrededor de 7 mil 500 pesos al mes, menos de lo que un diputado gasta en un fin de semana de «gastos de representación».

Ese aumento de 113 mil pesos por diputado equivale a más de lo que 15 familias humildes perciben en un año entero.

La hipocresía alcanza su clímax cuando escuchamos a los líderes parlamentarios balbucear sobre «ajustes necesarios» o «austeridad republicana».

Ricardo Monreal, por ejemplo, asegura que el presupuesto legislativo no subirá, pero omite que este incremento salarial ya está cosido en el traje a medida.

Y qué decir de las anécdotas recientes: diputados bailando en el pleno durante homenajes o jugando pádel en sesiones, mientras el país llora por las 80 vidas perdidas en inundaciones. Es un circo donde los payasos son los que manejan las finanzas nacionales.

El pueblo bueno y sabio que tanto pavonean en sus discursos,.cuando les conviene, merece más que sarcasmos. Merece representantes que sientan el peso de sus decisiones, no que las usen para aligerar su carga.

Si este dictamen pasa el filtro de la comisión el 3 de noviembre y el pleno posterior, no será solo una bofetada: será un puñetazo en el estómago de la democracia mexicana.

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