
La 4T busca reformar el INE y eliminar plurinominales, Claudia Sheinbaum y Morena buscan un verdadero control político por lo que se encienden las alertas en la oposición y sectores críticos de la sociedad.
La presidenta Claudia Sheinbaum anunció una reforma electoral que ha encendido las alertas en la oposición y sectores críticos de la sociedad. La propuesta, enmarcada en los «100 puntos» de su gobierno, plantea reducir el presupuesto del Instituto Nacional Electoral, recortar el financiamiento a partidos políticos y eliminar las diputaciones y senadurías plurinominales, un pilar del sistema de representación proporcional en México.
Sheinbaum cuestionó la utilidad de las listas plurinominales, argumentando que permiten el acceso al Congreso de figuras sin trabajo territorial. Propuso sustituirlas por un modelo de representación basado en «primeras minorías», similar al del Senado o la Ciudad de México, donde el segundo lugar en una contienda obtendría un escaño.
Sin embargo, las declaraciones de la mandataria, sumadas a sus críticas al INE por «extralimitarse» en la validación de la elección judicial del 1 de junio, han generado sospechas sobre las verdaderas intenciones de la reforma. La oposición, encabezada por el PAN y el PRI, acusa a Morena de buscar «controlar» al árbitro electoral para consolidar un «régimen autoritario».
El senador panista Ricardo Anaya señaló que la propuesta es una represalia contra consejeros del INE que no se alinean con la Cuarta Transformación, mientras que la priista Carolina Viggiano advirtió que el oficialismo pretende instaurar un «partido único».
En redes sociales, la narrativa es igualmente polarizada. Usuarios han interpretado la reforma como un intento de «desmantelar» al INE y silenciar a las minorías, mientras que sectores afines a Morena defienden la necesidad de actualizar un sistema electoral «costoso y obsoleto».
Analistas advierten que eliminar las plurinominales podría debilitar la pluralidad en el Congreso, ya que este mecanismo garantiza la representación de partidos pequeños y minorías políticas.
La reforma electoral se perfila como un nuevo capítulo en la tensa relación entre la 4T y el INE, en un contexto donde la democracia mexicana enfrenta cuestionamientos. Mientras el gobierno insiste en que busca elecciones «limpias y democráticas», la oposición y críticos ven en la iniciativa un paso hacia la centralización del poder. El debate, que podría intensificarse en el próximo periodo legislativo, pondrá a prueba la fortaleza de las instituciones democráticas del país.
